De Edwin Ari, para Fernando con mucha valía...
Tu encéfalo de papel
Quiso ser escritor de piedra.
tus pupilas de pájaro
Te llamaban poeta
Y ya eres poeta de lápiz y papel
Tu cabello es totoraTejida con llantos del viento…
OH hermano del cóndor y luciérnaga
Hasta tus tímpanos
Son pintores de la nieve llorosa
Junto a tus pestañas perfumadas
De viento, llora las mansas chilliwas
Caminan, saltan, gritan desnudos
Como un ancla en el mar
Husmeando un espacio
Para el poema del perro herido.
Tu corazón grita sin confines,
Yuxtapuestos con los delirios de un poema.
Y ya eres un poeta vital sin garrote.
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