21 oct 2009

ENTRE DOS AMORES: Fernando Cáceres Jara

Por: Albert González Farran*

La vida es como la bola de una ruleta que nadie sabe dónde se detendrá. Y la de Fernando Cáceres ha encontrado destino en el Reino Unido, donde por las cosas del azar le ha llevado a ganarse un lugar de prestigio, no sólo como pintor, sino también como restaurador de grandes obras históricas. Entre su legado, guarda celosamente una doble página que le dedicó el prestigioso periódico británico The Guardian donde aparece restaurando tres piezas centenarias del Museo Industrial de Bristol (donde ahora reside).

El intenso trabajo que le lleva su actividad profesional y artística le impide visitar su Puno natal tanto como querría. "Apenas vengo acá una vez cada dos años", lamenta. Pero esto no impide que siga de cerca la actividad creativa de su país e incluso participe en exposiciones colectivas. Además, mantiene su empeño en reconvertir la casa de su familia, en Jirón Libertad, en un museo histórico. Durante años ha ido conservando y recuperando objetos de gran valor histórico que la gente de Puno ha querido botar. "Algún día abriremos nuestras puertas al público", promete.

De carácter tranquilo, afable y meditativo, Fernando Cáceres salió de la Univesidad de Puno para graduarse como restaurador en el Instituto de Arte de Londres. Siempre ha fundamentado su producción artística en un cuidado análisis de las leyendas, los mitos, los ritos y la sociología andina, transformando la tradición oral de la gente en una obra de arte visual de estilo contemporáneo.

"En mis pinturas, los colores se definen por su significado", dice, "combinándolos con las texturas me permite crear un lenguaje completo". Para él, la creación de una obra pictórica requiere el mismo esfuerzo intelectual que escribir un libro. De hecho, él aspira a crear, con sus obras de arte, las historias particulares de opresión, supervivencia y resistencia del pueblo andino.

Cuando alguien le pregunta si le gusta más pintar que restaurar obras antiguas, él nunca responde. "Es como si me obligaran a elegir entre mi mamá y mi papá", argumenta. Le fascina explorar entre las técnicas que se utilizaban siglos atrás y de hecho esto le sirve después para adaptar viejas ideas a su propia creación. "Desde que estudié restauración", reconoce, "mi trabajo ha dado un giro".
FUENTE¨Diario los andes

No hay comentarios:

dos poemas: Alexánder Hilasaca  IN MEMORIAN «Bebo para olvidar que soy un borracho» Antoine de Saint-Exúpery Y fui malo por amar...