25 sept 2008

EL EFECTO CORTÁZAR

Artículo:
(o la sección donde todo el mundo escribe lo que se le antoja porque... a fin de cuentas... nadie sabe lo que es un artículo)
EL EFECTO CORTÁZAR
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Leyendo los comentarios de un libro de este autor, encuentro una reseña de otro escritor sudamericano que cuenta una anécdota en la que una noche escucha a un joven decir que gracias a Cortázar ha sido capaz de escribir. Resulta sorprendente ver la cantidad de jóvenes (y no tan jóvenes) que se ven influenciados por uno de los más grandes hacedores de la literatura, tanto en vida como en obra. De hecho hoy en día parece que todo el mundo ha leído Rayuela, libro de cabecera de todo post-moderno, la guía alternativa hacia Paris (confieso que yo también vine a parar aquí por su culpa), libro que parece mucho más recordado por la maga que por los continuos forcejeos con la metafísica y ese enfermizo mal du vivre que acompaña a Oliveira durante toda la obra. Un libro del que se habla como si se tratara de la gran historia de amor que define el siglo XX (y que tal vez lo sea). Qué fácil olvidar que la maga se vuelve y que Horacio deja Paris porque ya no puede con ella, porque el gran tornillo le ha apretado hasta los límites de la capacidad humana, hasta hacerle atravesar un tablón entre dos ventanas en Buenos Aires y atarle a una cama, devolverle como de rebote al penúltimo capítulo. Muy bonito también pensar en Rayuela como el laberinto perfecto, como el libro que son muchos libros, materialización de El Libro de Arena, que no es otra cosa que la adaptación microliteraria de El Museo de la Novela de la Eterna, de Macedonio Fernández. Un laberinto en el que cada lector puede tomar el sendero que más le guste, saltar las páginas que le hastíen sobremanera e incluso tirar el libro al fuego y analizar el crimen como una lectura dadaísta. El problema es que, como decía el propio Cortázar, el libro fue escrito con una intención, la del lector activo, acompañado de una lista aconsejada de lectura, pero es difícil encontrar a alguien que no haya seguido la susodicha guía al pie de la letra. Además tenemos la escritura de Cortázar que juega a romper la escritura misma, a contradecirse para llegar a decir, a negar doblemente la negación, a la necesidad de errar para acertar y la absoluta cotidianidad de la paradoja y lo extraño, algo que empieza a verse ya en los cuentos, los grandiosos cuentos de Cortázar, los siniestros cuentos de Cortázar, cuentos rarísimos y bellísimos, la biografía como cuento, la improvisación en el cuento, la improvisación como cuento, las manos, la máquina, el soporte del cuento en el cuento, el cuento como el marco de una foto que nos atrapa fatalmente al contemplarla, el cuento dentro del cuento que acecha al lector sentado en un sillón de terciopelo verde leyendo el principio del cuento. Habría que decir tal vez que Cortázar empezó escribiendo cuentos y que si se le puede catalogar dentro de un tipo de escritor, entonces es el de cuentista, junto a Borges, junto a Quiroga, junto a su tan querido Arlt. Imposible dudar de una obra como Queremos tanto a Glenda, Todos los fuegos el fuego o Casa tomada. Imposible por la misma razón que nos asfixia Kafka o nos incita Monk, porque los grandes artistas tienden a crear escuela, y la escuela tiende a producir fanáticos, y como todos sabemos los fanáticos posen una memoria prodigiosa capaz de recitar de principio a fin las sagradas escrituras, un fenómeno que por otra parte muchas veces se califica de amor, pero que conlleva una inevitable ceguera. Como decía antes, sorprende la cantidad de escritos en los que se ve reflejada la influencia de Cortázar. Resulta tan sumamente característica su forma que es sumamente grato y fácil imitarla. Tan, tan fácil que casi siempre acaba rozando el plagio. Un hecho que sucede como decía, con los artistas que dejan huella, artistas destinados al plagio perpetuo, como sucederá con Roberto Bolaño, por ejemplo. Por otra parte no hay que olvidar que se aprende mucho más plagiando a los grandes que en cualquier institución o patético curso formativo dotado de diploma acreditativo al final del evento.

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